Paredes, edificios, calles, casas, eso… no son más que
eso, simples y llanas construcciones sin vida que conforman la capital del país.
- ¡Ey chinos! ¿ustedes porqué están acá?
- Los tombos nos cogieron por pintar. Le responde Cristian
a uno de los hombres que está en la celda del frente.
- Uyyy no, la mala pa’ esos hijueputas. Ustedes no son
delincuentes, son es artistas. Dice otro hombre con voz chillona, que tiene un tatuaje con tinta negra del
escudo de Millos en el cuello y le hace falta un diente del frente.
El primero que habló parece ser el jefe del grupo de
presos, afirma con la cabeza lo que acaba de decir su compañero, mira a
Cristian y le dice:
- Todo bien pelado que en esta UPJ ya me conocen y me
respetan a lo que es, háganse conmigo, que a mí me caen bien los que le dan
color a esta cuidad de mierda.
El lunes Camila emprende el trayecto hacia su universidad
en Transmilenio, normalmente se hace al lado de la ventana para poder distraerse
viendo la ciudad a través del vidrio. Pero encuentra algo diferente, hay un
grupo de personas en el puente de la Av Cali, con overol gris elevando los
rodillos por las paredes, cubriendo de abajo a arriba y de derecha a izquierda con
pintura gris los graffitis que se encuentran expuestos.
La joven impresionada y bastante extrañada, con un tono
que evidencia un poco de mal humor, se atreve a hablarle al señor que va en la
silla de al lado:
- ¿Ve y ahora que están inventando?
- Mijita ¿no ha leído lo que dijo nuestro señor Alcalde?
- No! ¿Ahora que mandó el “doctor”?
- Pues que iba a tapar todos los graffitis de la ciudad que
porque eso era muestra de inseguridad.
- ¡Ayyy no jodas! ¿Y ahora uno que va mirar mientras se da
el paseíto de hora y media diaria en esta vaina?
El señor levanta los hombros como cual niño en el colegio
que no sabe que responder cuando le preguntan. Al momento los baja, suspira y
dice:
- A mí no es que me guste mucho esos rayones por todo lado,
pero ¿pa’ qué hace eso? Los chinos van a volver a pintar todo, es la forma como
expresan la inconformidad que tienen en este país.
Antes de que los policías se llevaran para la UPJ a
Cristian, quien lleva 7 años plasmando su arte en las paredes y a su amigo quien desde hace 4 años realiza la
misma labor, cayendo la noche al sur de la ciudad, pintaban con una caja de vino
al lado y su celular reproduciendo rap en altavoz. El olor del aerosol se
apoderaba de la calle y era tan fuerte que hizo que los peatones que pasaban
por la otra acera, se taparan la boca y nariz con sus manos, pero ellos ya
acostumbrados, maquillaban la pared como si nada en honor a la obra literaria “el
Quijote de la Mancha”.
Cuando el dibujo se entendía, pasó una señora de edad y
les dijo:
- ¿Y esa cosa tan fea qué es?
- Mi señora, es uno de los molinos de viento que el Quijote
confundió con un gigante.
- ¿Quijote? ¿Quién es ese?
- Es la mejor obra literaria del mundo; y para eso
pintamos, para generar cultura y contar historias. Afirmó Cristian con una
sonrisita sarcástica.
- Qué bueno eso papito, que les rinda. Les dijo la señora sonrojada
y siguió su camino.
Una vez recobrada la libertad volvieron al lugar donde
habían empezado su arte y lo terminaron, pero después del pronunciamiento de la
Alcaldía, al regresar por aquella calle, Don Quijote, Sancho y su amigo
Rocinante ya hacían parte de la sombría ciudad sin color, cultura ni expresión.
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