viernes, 18 de noviembre de 2016

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miércoles, 16 de noviembre de 2016

Enfermedad Curable

Una enfermedad curable

Él es admirable, grande, fuerte y viaja a través de varios municipios, muchos lo han visto pero pocos lo conocen, se ha mantenido en la lucha por sobrevivir y poder sostener a todas las especies que viven de él. Los que saben de su importancia para la subsistencia y el futuro de esas especies y de la especie humana, se preocupan por conservarlo, protegerlo y así mantenerlo más vivo que nunca.
Los habitantes disfrutaban de él, no sólo por el líquido vital que posee, sino por la  variedad de animales que se albergan en sus brazos: garzas, pichones, patos, tinguas, águilas de cabeza amarilla, lechuzas, búhos, comadrejas y curíes hacían parte de él. Los árboles a su alrededor tenían nidos con huevos y pajaritos, y durante todo el día se escuchaba su canto melódico. Cerca de él, se respiraba aire puro, corría el viento, existían muchas plantas, particularmente la sombrillita de agua, helechos, y otras plantas acuáticas, además de insectos como libélulas, grillos y mariposas. Los niños saltaban entre sus islas y atrapaban las ranas, que envasaban en frascos, para hacer la típica tarea de biología.
Todo esto ocurría cuando él no estaba enfermo, ni tenía problemas de infecciones, porque las personas lo respetaban y no le arrojaban basuras alrededor; él estaba sano y su olor era agradable. Pero hace 10 años, esta historia empezó a ser diferente.
En ese proceso de deterioro, él perdió innumerables especies. De los casi 40 tipos de aves que se tenían registrados en el 2008, actualmente subsisten sólo 30 especies; además de las aves, muchos roedores, reptiles e insectos se han ahogado en los escombros y la mayoría han sido desalojados de su hábitat.
¡Si! Él es un humedal, conocido como Gualí. Es parte de la división que se hizo hace 30.000 años del gran Lago de Humboldt, que cubría toda la Sabana de Bogotá. Las aguas del lago se canalizaron a través del Río Bogotá, hacia el Salto del Tequendama; a medida que pasaban los años, el clima se hizo más cálido y se creó este ecosistema de gran valor ecológico y cultural, constituido por un cuerpo de agua, de escasa profundidad y con una franja a su alrededor que puede cubrirse por inundaciones periódicas.
Ha sobrevivido al crecimiento desordenado de la ciudad, y subsiste con incertidumbre gracias al esfuerzo, en muchos casos heroico, de grupos independientes organizados y algunos ambientalistas, como el grupo Alternativa Mosquera que ha evitado la arbolicidad en los sectores aledaños a él y articula políticas de protección ambiental y animal, o como el grupo Sabana Ecológica que fomenta en la sociedades de los municipios de Funza y Mosquera el cuidado a los humedales, haciéndoles limpiezas mensuales al humedal, recuperando más de 50 hectáreas que incluyen el cuerpo del agua.
A partir del año 2.000, en Funza las grandes zonas verdes empezaron a ser reemplazadas por avenidas, casas y apartamentos. Desde entonces, el vertimiento de aguas negras provenientes de los habitantes de los barrios vecinos, empezó a enfermar al humedal, infectándolo además con grasas, aceites y otros contaminantes que han deteriorado este hábitat.
Pero no sólo la construcción sobre él ha sido su causa de enfermedad, la llegada de la empresa Big Cola fue la bomba detonante que envió a cuidados intensivos al humedal. En el año 2014 una ex funcionaria de AJE Colombia (Big Cola) denunció que la empresa, era la responsable de verter desechos tóxicos a través de un conducto oculto subacuático y lo más grave es que disfrazó su funcionamiento, ya que de día operaba aparentemente de manera higiénica y por las noches depositaba los desechos en el humedal.
Tras las denuncias, los operarios de Big Cola hicieron aseo y limpiaron las evidencias de estos vertimientos para evitar que las autoridades ambientales se percataran de la situación de contaminación que generaron por casi 8 años al Gualí.
El gobierno del municipio empezó a tomar medidas para ayudar a salir al agonizante Gualí de su enfermedad.
Así pues en el 2012, la CAR hizo entrega a la alcaldía municipal de la planta de aguas residuales, que desde 1996 existía, y empezaron a hacerle la debida modernización. Finalmente el  18 de septiembre de 2015 el municipio de Funza inauguró una de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) más modernas de Cundinamarca y del país, con equipos de última tecnología que consumen poca energía. Esta planta  evita que las aguas residuales provenientes de la cocina o del baño de los pobladores se viertan directamente al humedal; se necesitaron 7.000 millones de pesos para modernizar la planta y ahora de los 8.000 metros cúbicos diarios de agua aproximados que recibe, el 100 por ciento son tratados y descargados de nuevo al humedal, con agua que tiene una pureza del 95 por ciento.
Con esta inversión se mitiga la emisión de olores, vectores como insectos y roedores, la disposición correcta de los residuos como lodos y basuras, haciendo posible la convivencia de la planta con los habitantes del barrio donde está ubicada y la comunidad en general, recuperando así el humedal Gualí.
Todos pueden ser parte del remedio que cura la terrible enfermedad del Gualí. En un mundo donde no se detiene la contaminación de los recursos hídricos, el agua escasea y se está empezando a generar una guerra por ella. El ejemplo de los antepasados muiscas adoradores de los ríos, arroyos, lagunas y humedales, es la perfecta enseñanza para que los humanos conozcan este patrimonio para aprenderlo a respetar y a la vez darse cuenta que tienen una relación con el agua como individuos y como sociedad.
El agua es la fuente de vida; estamos hechos de agua.




Ciudad sombría


Paredes, edificios, calles, casas, eso… no son más que eso, simples y llanas construcciones sin vida que conforman la capital del país.
-       ¡Ey chinos! ¿ustedes porqué están acá?
-       Los tombos nos cogieron por pintar. Le responde Cristian a uno de los hombres que está en la celda del frente.
-       Uyyy no, la mala pa’ esos hijueputas. Ustedes no son delincuentes, son es artistas. Dice otro hombre con voz chillona,  que tiene un tatuaje con tinta negra del escudo de Millos en el cuello y le hace falta un diente del frente.
El primero que habló parece ser el jefe del grupo de presos, afirma con la cabeza lo que acaba de decir su compañero, mira a Cristian y le dice:
-       Todo bien pelado que en esta UPJ ya me conocen y me respetan a lo que es, háganse conmigo, que a mí me caen bien los que le dan color a esta cuidad de mierda.
El lunes Camila emprende el trayecto hacia su universidad en Transmilenio, normalmente se hace al lado de la ventana para poder distraerse viendo la ciudad a través del vidrio. Pero encuentra algo diferente, hay un grupo de personas en el puente de la Av Cali, con overol gris elevando los rodillos por las paredes, cubriendo de abajo a arriba y de derecha a izquierda con pintura gris los graffitis que se encuentran expuestos.
La joven impresionada y bastante extrañada, con un tono que evidencia un poco de mal humor, se atreve a hablarle al señor que va en la silla de al lado:
-       ¿Ve y ahora que están inventando?
-       Mijita ¿no ha leído lo que dijo nuestro señor Alcalde?
-       No! ¿Ahora que mandó el “doctor”?
-       Pues que iba a tapar todos los graffitis de la ciudad que porque eso era muestra de inseguridad.
-       ¡Ayyy no jodas! ¿Y ahora uno que va mirar mientras se da el paseíto de hora y media diaria en esta vaina?
El señor levanta los hombros como cual niño en el colegio que no sabe que responder cuando le preguntan. Al momento los baja, suspira y dice:
-       A mí no es que me guste mucho esos rayones por todo lado, pero ¿pa’ qué hace eso? Los chinos van a volver a pintar todo, es la forma como expresan la inconformidad que tienen en este país.
Antes de que los policías se llevaran para la UPJ a Cristian, quien lleva 7 años plasmando su arte en las paredes  y a su amigo quien desde hace 4 años realiza la misma labor, cayendo la noche al sur de la ciudad, pintaban con una caja de vino al lado y su celular reproduciendo rap en altavoz. El olor del aerosol se apoderaba de la calle y era tan fuerte que hizo que los peatones que pasaban por la otra acera, se taparan la boca y nariz con sus manos, pero ellos ya acostumbrados, maquillaban la pared como si nada en honor a la obra literaria “el Quijote de la Mancha”.
Cuando el dibujo se entendía, pasó una señora de edad y les dijo:
-       ¿Y esa cosa tan fea qué es?
-       Mi señora, es uno de los molinos de viento que el Quijote confundió con un gigante.
-       ¿Quijote? ¿Quién es ese?
-       Es la mejor obra literaria del mundo; y para eso pintamos, para generar cultura y contar historias. Afirmó Cristian con una sonrisita sarcástica.
-       Qué bueno eso papito, que les rinda. Les dijo la señora sonrojada y siguió su camino.
Una vez recobrada la libertad volvieron al lugar donde habían empezado su arte y lo terminaron, pero después del pronunciamiento de la Alcaldía, al regresar por aquella calle, Don Quijote, Sancho y su amigo Rocinante ya hacían parte de la sombría ciudad sin color, cultura ni expresión.


¿Qué será de Colombia?

Debo aclarar que Colombia no “eligió” ni que los “colombianos le dijeron NO al plebiscito” como lo dicen medios nacionales e internacionales, pasadas las elecciones democráticas de Colombia para aceptar los acuerdos del gobierno con las FARC, los cuales se han tratado en los últimos 4 años para dar inicio a la paz. El rechazo a los acuerdos lo manifestaron tan solo 6.429.730 personas de los 47,12 millones de COLOMBIANOS que somos, y de los cuales 34.899.945 estábamos habilitados para votar.

Lo preocupante no sólo son los que votaron NO, porque al final ejercieron su derecho de opinión, produce más preocupación que 170.946 votos fueran anulados, sin mencionar los 86.243 más, que no se marcaron y el dato que más da terror: 62.2% se abstuvieron de votar, es decir ¡¡A más de 21 millones de colombianos (sin generalizar) les importa un carajo lo que pasará con uno de los momentos históricos más importantes para el desarrollo de Colombia??
Al hablar, leer y ver a mis familiares, amigos, colegas y compatriotas copartidarios del SI, el sentimiento de tristeza, ira e incertidumbre se hace más y más gigante; nos preguntamos uno a otros: ¿Cómo es posible que ocurra esto? ¿Ahora que va a pasar? ¿Acaso los demás no piensan en las victimas? ¿Cómo es posible que hayan creído las mentiras del NO? ¿Las FARC aceptarán cambios a lo ya firmado o se negarán y volverán al monte?... Esas y miles de preguntas más merodean en nuestra mente desde hoy hasta que se cumpla el tratado.
Desde el inicio las campañas de ambos bandos, intentaron convencer a los votantes para que escogieran “la mejor opción”, tanto el SI y el NO, usaron discursos que apelaban a los sentimientos; el primero pidió esperanza y cambio, y el segundo brindaba un miedo disfrazado de “lucha por la injusticia” y además, la cabeza del movimiento habla con confianza creando un lazo directo con las personas. Pero ahora después de las votaciones a ambos se les complica el discurso, no pueden atacarse, deben unirse y acordar que están de acuerdo para construir la paz tanto el SI como el NO defendían y que todos los colombianos merecemos desde hace más de medio siglo. 
Como dice la canción: - Y me pregunto ¿qué será? ¿Qué será? ¿Qué será?... ¿Qué será lo que pasa con tanto colombiano indiferente, desinformado, perezoso, ingenuo e incrédulo?, ¿será la falta de lectura y educación la raíz de nuestros problemas? O simplemente ¿todos están cansados de la politización de todos los temas del país (salud, economía, educación, servicios públicos, etc) y ya no confiamos en ningún dirigente?... Por ahora sólo esperaré impacientemente por lo que pueda pasar con Colombia, a fin de cuentas mi voto fue un grano de arena de buena voluntad por ver a Colombia mejor, ya lo demás queda en manos y mente de los 47 millones de personas que a pesar de todo tenemos el honor de llamarnos colombianos .